HABLEMOS DE PROPÓSITOS. 2019, ¿QUÉ ESPERAR DE ÉL?
El 2018 quedó atrás hace grosso modo un par de semanas. Un nuevo año comienza y el pasado, pasado está, bien sea para bien o para mal; enero significa nuevo comienzo. Dejando de lado las frases “inspiradoras” de que 365 días significan 365 oportunidades, a partir de hoy mismo, es el momento apropiado de empezar a labrar el terreno para recoger los frutos el día de mañana. Y cueste o no creerlo, con sudor y esfuerzo, seguro que algo habrá que recoger. 2019, ¿qué puedo esperar de ti? – preguntará la mayoría de nosotros. Respondamos, como dijo mi compañero Francisco en su anterior entrada, con dosis de realidad.
La respuesta a esta pregunta, déjame que la responda por ti, es NADA. Y no me taches de cruel o surrealista, por favor. Pero francamente, no puedes esperar nada de él firmemente, al menos en lo que a futuro profesional respecta. Es cierto que el destino trae cosas a veces más afortunadas, otras veces más desafortunadas. Pero en términos profesionales, si no has labrado el campo, ¿qué esperas recoger? La suerte no va a venir a ti por arte de magia, tienes que esforzarte. Y para esforzarte en algo que sea productivo, tienes que tener propósitos.
Creo que ya lo comenté en el pasado. Pero para que un propósito sea fructífero, tenemos que ser capaces de alcanzarlo y ser conscientes de que: 1) el objetivo ha de ser realista conforme a nuestras posibilidades, 2) debemos de tener al alcance los recursos necesarios para lograrlo y, por supuesto, 3) que esté acotado en el tiempo, lo suficiente como para lograr su consecución (aunque sea difícil de obtener, haremos todo lo posible con nuestros recursos y esfuerzos para tocar esa meta en un espacio de tiempo realista). Además de esto, es importante ordenar tus propósitos.
Tener los propósitos ordenados significa que has de tener en cuenta cuál es el estado del propósito. Esto implica que tendrás en cuenta cuándo comenzaste (hay una pequeña pero gran diferencia en cuándo empezaste un propósito y cuándo empezaste a tomarlo enserio). También implica tener en cuenta cuál y cómo es el progreso diario y, tener límites poco a poco, ayuda mucho. Esto puede hacerse apuntándolo en un papel, haciendo un registro en una tabla de Excel, en un calendario o con alarmas del móvil (dependerá de tu organización y planificación), pero tienes que hacerlo. Por último, tienes que tener claro cuál es el límite.
Puede sonar absurdo, pero sin propósitos no hay motivación, sin motivación no hay compromiso, sin compromiso no hay dirección y sin dirección no hay meta. Así que es ese el primer paso que tienes que dar. Si aun no tienes uno, párate a pensar y mira hacia atrás. Aprende de tus errores, sé crítico y piensa qué debes hacer para evitar caer en los mismos errores. Si tu pasado se compone de aguas turbulentas, no dejes que el pasado empañe tu presente y futuro. Sé reisiliente: recupérate de la adversidad y sigue mirando al frente, al futuro, hacia la meta.
Tienes que tener en cuenta que, en un mercado laboral más próspero que aciago desde las dramáticas cifras del 2008 en adelante, y con el fuerte peso de la digitalización, necesitas ser más competitivo y estar centrado en tu foco principal, sea cual sea, para ser más efectivo y hacer las correcciones convenientes y apropiadas. Puede que sea difícil encontrar un propósito a vote pronto y puede que hasta necesites un pequeño descanso para ello. Puedes viajar o simplemente parar a descansar, pero tienes que ser consciente de que el tiempo apremia y que, si acaso no lo pones en marcha, en menos de dos días andarás con las mismas preguntas existenciales pero con el 2020 asomando. Por eso, has de pasar a la acción tan pronto como sea posible. Lo he comentado en varias ocasiones; alguien dijo que el coste de llegar a la meta puede ser muy alto, pero la recompensa será mil veces mayor. ¿A qué esperas? Busca esa llave que te abrirá las puertas a la mejor versión de ti.
Ello no significa que debes de tomar una decisión a la ligera. Todo requiere deliberación y el uso de la cabeza. En la mayoría de las veces, pensar racionalmente en vez de por impulsos es el mejor camino a tomar. Disfrútalo y no tengas prisa por llegar a la meta. Porque si caes por el camino, de nada te habrá servido invertir tu tiempo y recursos si al final el beneficio es 0. Es por ello que digo que no puedes esperar nada del 2019. Porque no es él quien te traerá prosperidad (bueno, si te toca la lotería sí pero siguiendo la ley matemáticos que defiende que es más probable que te caiga un rayo a que te toque la lotería, no cuento que vaya a ser tu caso). El único que te traerá prosperidad, por suerte o por desgracia eres tu. Así que ¡MANOS A LA OBRA!
Todo esto es la antesala de la próxima entrada en la que hablaré de los propósitos en las compañías, en todo lo que atañe al empresario. Debes saber que en todo puesto de trabajo, verás a gente (in)feliz, (in)satisfecha y (des)comprometida. Y lo que muchos expertos recomiendan es precisamente esto; descubrirse a uno mismo y ver de dónde viene y a donde quiere ir. Porque sin eso, poco podrás esperar que la empresa te vaya a brindar algo que ni si quiera tu sabes lo que es.
Permanece atento, sea cual sea el rol que desempeñes a nivel profesional (si el de empleador o subordinado), es importante conocer cuáles son los límites profesionales y personales para atraer y retener adecuadamente a tu personal. ¿Piensas en contratar? ¿Piensas en buscar tu trabajo ideal? Las respuestas en la siguiente entrada.
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