LA QUE SE AVECINA (EN EL MERCADO LABORAL)
Ojalá y que este episodio que estamos viviendo hoy día fuese un divertido y tenso capítulo de “La que se avecina”. Pero los datos, la tele e incluso nuestro entorno más cercano (familiares, amigos, trabajo, etc), nos recuerda que la cruda realidad es distinta.
Que qué es lo que va a pasar ahora, pocos lo saben. Aunque si que hay ciertas sospechas de que el mercado laboral quedará fuertemente azotado por una crisis que no ha hecho más que comenzar. Y no es ser fatalista, es la realidad. Hace unos días, ya hice un esbozo de lo que se aproxima (pincha en la imagen para saber más).
Lo cierto es que ha dado comienzo a una nueva era, marcada por crisis económicas, sanitarias y personales. Las necesidades asociadas a dichas crisis, harán que en definitiva tengamos:
- Nuevas organizaciones
- Nuevas jerarquías (más planas y alargadas)
- Nuevos sistemas de trabajo (nuevas aplicaciones de seguimiento y organización)
- Nuevas formas de trabajar (reinventándose el teletrabajo)
- Nuevos sistemas de supervisión (programas de acceso en remoto y monitoreo)
- Nuevas competencias (nuevas formas de resolver problemas y gestionar conflictos, flexibilidad, equipos de trabajo más virtuales, un «neo-liderazgo» enfocado a la consecución de objetivos en remoto, y por supuesto, nuevas habilidades comunicativas -menos formal y más directa).
En mi anterior entrada, quedó claro que si el sistema de teletrabajo no ha funcionado, no ha sido por cuestiones de falta de supervisión o bajo rendimiento sino por falta de actividad (por ejemplo, en un call center, el representante de ventas de servicios de B2B). Sin embargo, mire donde mire, en España, parece ser que ese sistema no ha venido para quedarse. He hablado con bastantes personas y su mensaje es claro: aunque ha quedado demostrada su eficacia y su versatilidad, el teletrabajo no ha terminado de sucumbir a las empresas. Digamos que la fase de error-prueba-acierto la hemos pasado. ¿Por qué no la instauramos?
La respuesta es sencilla. En la mayoría de los casos, esto se da porque las empresas no quieren innovar en los sistemas de trabajo, ya que nos guiamos por tendencias (“si no lo hace el vecino yo tampoco”). También cabe destacar que nos guiamos por la teoría de “para que arriesgarme, si lo que tengo ya funciona”. Pero amigos y amigas, como dice el dicho, “quien no arriesga no gana…”. Es cierto que arriesgar y prepararnos para esos sistemas de trabajo, conllevaría una cierta inversión de capital. Pero los beneficios serían máximos.
Si no te convence instaurar un modelo orientado al 100% teletrabajo, diseña un modelo híbrido en tu empresa, teniendo por ejemplo, un 50% de teletrabajo y un 50% de trabajo in situ. Sino, lamento comunicar que, como siempre, nos sumaremos a la cola de la desdicha.
LA QUE SE AVECINA (EN EL MERCADO LABORAL):
Es sorprendente ver cómo muchas oficinas empiezan a adaptar sus centros de trabajo al distanciamiento social, adaptando los centros a “la nueva normalidad” (y bien hecho, porque es lo que tienen que hacer).
Estaremos de acuerdo en que eso también es una inversión que requiere readaptar todo, desde las horas de entrada y de salida, hasta un diseño del entorno, orientado al respetado distanciamiento social. Y en esto, estoy seguro que la jurisprudencia de lo social hablará en menos que cante un gallo: muchas empresas, buscando adaptarse a esos sistemas, fallarán. ¿Y del coste por responsabilidades civiles, laborales y penales? Mejor no hablar. Aunque la culpa sea del trabajador, probablemente la responsabilidad sea del empresario (preguntad a alguien de Prevención de Riesgos Laborales si me equivoco). Un paso en balde, y sufriremos todos. Imaginemos (y Dios no lo quiera) que viene otra epidemia, ¿somos conscientes del fuerte impacto que eso tendría en el mercado de trabajo?
LA EXPERIENCIA EN EL EXTRANJERO ES DISTINTA. Si le preguntas a Google sobre cómo reaccionaran las empresas en otros países, Google te responderá que “Twitter ya ha dicho a sus empleados que no hace falta que regresen jamás a la oficina” o que “Facebook quiere que la mitad de sus empleados trabaje desde casa en 10 años“. Esta es la experiencia de Silicon Valley. Y si bien es cierto que comparar España con Silicon Valley es comparar el día con la noche, todos sabemos que las primeras o mejores prácticas surgen allí. ¿Por qué no innovamos?
Innovar, planificar hacia el medio o largo plazo, y considerar cómo se está redefiniendo la cadena de valor en el sector empresarial es básico. No puedo decir que si no hacemos esto nos irá mal, porque no lo sé. Pero sí que pongo la mano en el fuego que, si estamos abiertos al cambio y planificamos para proveer de certidumbre a este incierto panorama que se aproxima, estaremos un paso más cerca de atraer inversiones, subsistir e incluso crecer.
Se ha demostrado que la gente trabajando, al menos ciertos días, desde casa es altamente productiva y se consiguen alcanzar los objetivos empresariales con éxito. Siempre lo he dicho y siempre lo diré. Las crisis son también motores de oportunidades. ¿Abrazamos al cambio?
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